Ibagué
En el marco del Convenio de Asociación suscrito entre el Ministerio de Cultura y la Fundación Música en los Templos para implementar los Lineamientos mediante el Diplomado de Iniciación Musical, se realizaron 3 módulos de formación de 4 días de duración cada uno, durante los meses de agosto, septiembre y octubre de 2015.
Mediador, así describe Fabián Ortiz su papel como asesor del Diplomado de Iniciación Musical en el municipio de Ibagué; pues lo que él hizo fue compartir conocimiento, darles herramientas a los participantes para que ellos construyeran y eligieran lo que les es más útil para compartir con sus alumnos en sus escuelas y grupos.
Las actividades se realizaron en un salón gigante y al maestro le cayó como anillo al dedo. Lo primero que él hizo fue entrar con una dinámica musical de reconocimiento, para así romper el hielo, pues no todos se conocían y mucho menos lo conocían a él. Sentados en círculo empezaron a cantar “No me han visto, no me han conocido, mi nombre es William, Amézquita mi apellido” y los demás debían responder “sí te vimos, sí te conocimos, tu nombre es William, Amezquita tu apellido” y así cada uno se presentaba. Entre risas Fabián cuenta como todos intentaban cuadrar sus nombres con el ritmo de la canción y a su vez mantener el pulso colectivo. En medio de una ronda, de perdidas, de descoordinación y de muchas risas, los participantes llegaron a conocerse mejor y aunque a simple vista parecía un juego, a Fabián le sirvió para reconocer las habilidades y las fortalezas de cada uno de los asistentes.
El grupo era muy variado, docentes de Batuta, de banda, empíricos, de diferentes edades y con diferentes niveles de experiencia. Esto fue una oportunidad para enriquecer aún más el conocimiento que todos se llevaron a sus casas. Había maestros muy experimentados, llegando incluso a tener más experiencia que él en ciertos temas; pero esto no frenó a nadie, pues como él mismo cuenta, los demás docentes le expresaron lo chévere que fue poder trabajar con personas de otros campos porque así construyen conocimiento y aprenden nuevas técnicas.
Muchos llegaron pensando que había temas que ya sabían, que no tenía sentido ver eso de nuevo y que sólo por respeto iban a hacer las actividades, pero a lo largo del camino se dieron la oportunidad para reforzar ese conocimiento y también para aprender cosas nuevas. No sólo fue importante para Fabián sino también para ellos mismos, pues cuando alguien compartía algo que sabía, los demás no dudaban en preguntar y hasta pedirle material relacionado. Así que quienes llegaron pensando que no aprenderían nada, fueron los que más terminaron disfrutando y participando. En medio de intercambios de material, partituras, lúdicas y videos, se fue construyendo una amistad y una relación de compañerismo entre ellos, lo que a su vez fortaleció las bases de datos de cada docente para la enseñanza musical.
El respeto y el deseo de aprender nuevas dinámicas para poder replicarlas en sus regiones reinó durante las sesiones de clase, a pesar de enfrentarse a actividades que en muchos casos no eran los puntos fuertes de los docentes, ellos jamás se rindieron. Fabián recuerda con alegría a dos de sus estudiantes, ambos docentes de banda y según él, dos personas con una gran experiencia pero con una educación de la “vieja escuela” dónde la rigidez reina en el cuerpo, entonces, a la hora de las actividades corporales, de saltar, moverse, jugar, se podía decir que no eran los más hábiles, pero sí de los más entusiastas y perseverantes y justo como lo dice Fabián, así lo hicieran chistoso, seguían intentándolo hasta que lo lograban. Pero no solo fueron ellos, cada uno de los participantes tuvo su momento de descoordinación y entre risas y burlas amigables todos aprendieron y vivieron una gran experiencia.
Cada módulo tenía contenidos claves, en el primero se trabajó lo sonoro y lo auditivo. Por medio de juegos grupales desarrollaron herramientas pedagógicas; el segundo módulo trabajó lo corporal y lo vocal y en el tercero se vio lo instrumental, así como nuevas lúdicas para enseñar.
Con el paso de los módulos los participantes estaban más y más comprometidos, llegaban con emoción a contarle a Fabián lo que habían aplicado en sus escuelas, lo que había funcionado y lo que no, pues cada región, cada pueblo y cada grupo de estudiantes es diferente. Fabián brindó herramientas, pero los docentes tenían que adaptarlas a sus grupos, al fin y al cabo son ellos los que mejor conocen a sus estudiantes.
Dentro de tantas clases, de tantos estudiantes y momentos compartidos, Fabián le tiene un gran recuerdo y cariño a Fidel, uno de los docentes más bromistas, recochero y espontaneo, tanto así, que de sus chistes lograban crear nuevas dinámicas para la clase y aportó al aprendizaje de todos los participantes e incluso al del maestro. Pero no sólo fue Fidel el que iluminó al grupo, para Fabián todos fueron maravillosos, él mismo lo dice, “mi grupo fue un grupo muy genial para trabajar, una actitud excelente”.
El maestro se queda con un gran recuerdo, con unas vivencias inolvidables y un aprendizaje incalculable: “Aprendí muchísimo de la experiencia de todos”, fue un tiempo de alegría y disfrute y sobre todo una oportunidad de conocer personas maravillosas.
La iniciación musical es una etapa dentro de un proceso dirigido de acercamiento al lenguaje musical que comprende como bases fundamentales: la experimentación sonora, el desarrollo y la fundamentación auditiva, el cuerpo y el movimiento, la voz, el instrumento, la improvisación, la fundamentación estética y analítica, y el juego. Por medio del desarrollo de destrezas, habilidades y facultades desde la práctica colectiva con una mirada integral del ser, la iniciación busca propiciar la excelencia de la expresión en cualquier sistema o ámbito musical, cultural y social, y el desempeño con disfrute e idoneidad.
Elaboración del equipo asesor para el diseño de los Lineamientos de Iniciación Musical. Mayo-Agosto de 2015.